El ex Árbol habló con Circo Romano desde su casa. Contó cómo vive el aislamiento y a qué dedica el tiempo. También anunció que publicará en las redes su nuevo disco, para pasar la cuarentena.   

El músico Edu Schmidt comentó sus sensaciones acerca del aislamiento social, preventivo y obligatorio que el gobierno de Alberto Fernández decretó ante el avance del coronavirus. Contó sobre sus pasatiempos, el material audiovisual que vio en estos días y los libros que leyó. Además habló del momento en que se encuentra su carrera, la decisión de volver a dar clases, las nuevas formas de contactarse con el público y dejó varias reflexiones sobre esta situación tan particular que paraliza a casi todo el mundo. Para finalizar, nos mandó una foto desde su casa.

– ¿Cómo estás en estos días de aislamiento?
– Estoy un poco como todos, la situación es sobre todo confusa. No se sabe bien qué está pasando, con informaciones para un lado o para el otro. También con recomendaciones de no saturarse de información, porque hay algo tóxico en muchas cosas que se dicen. Trato de estar lo más sereno posible. Por suerte el día previo, un poco sabiendo lo que pasaba en Europa, decidimos con mi novia estar juntos y vino con sus hijos. Estamos en Caballito y no estoy tan solo, como alguno al que lo agarró en esa situación. En el día a día hay más platos y ropa para lavar. En general es como una energía más tranquila, uno podría pensar que tiene todo el tiempo para hacer cosas, pero tampoco está con la energía a full.

– ¿Saliste a la calle en algún momento? ¿Cómo fue?
– Salí tres veces al supermercado. Una de las veces me asusté mucho. Me dio una sensación muy de miedo ver gente con barbijos y se me contagió. Otro día volví y estaba más tranquilo, no lo padecí tanto. Está raro, hay que tomar las precauciones que uno se entere, pero tampoco hay que tener miedo, porque eso te paraliza.

– ¿Aprovechás para dedicarte a alguna actividad?
– A mí me gusta el boxeo. Así que a las 8, cuando refresca un poquito a la noche, vamos a la terraza y hacemos una clase para los pibes. Tengo una bolsa que me regaló un músico amigo, que el papá boxeaba, así que la subí y guanteamos un poco ahí para estar activos.

– ¿Te enganchaste con alguna serie u otro tipo de contenidos?
– Mucho no vi, porque no es un formato que me mate. Pero me gustaron “Esta mierda me supera”, el documental sobre Miles Davis y “Tsunami”, la peli del show del Indio. Leí “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?”, de Lorrie Moore. Es una escritora yanqui, que está muy bueno todo lo que hace. También “La vida es un ring”, de Osvaldo Príncipi. Además, estoy con algunas cosas de budismo. Me armé una playlist y escucho mucho reggae, siempre me acompaña Bob Marley.

– En cuanto a tu trabajo musical, ¿estás desarrollando algo?
– Justo antes de la cuarentena, con un amigo de La Plata empezamos a hacer una canción y la seguimos por Skype. Ayer le pusimos el moñito y vamos a ver si la grabamos en estos días.

– También sacaste un nuevo tema y estabas por publicar tu cuarto disco.
– Me falta una sesión de mezcla para tenerlo listo. Como el ingeniero (Álvaro Villagra) no vive en el estudio, quedó ahí. Voy a ver si lo cuelgo a YouTube así como está, para de a poquito ir retomando la vida. Después la idea es terminar la mezcla. Hicimos seis temas y quedan dos. Tengo unas versiones con un mastering previo que es bastante bueno y está muy bien para redes y escucharlo en computadoras. Me parece que es un buen momento para regalarle canciones a la gente, porque en estos días ya te viste todas las pelis que había, las series que te interesaban y ya leíste. Un poco de música nueva va a venir bien. Igual voy muy tranqui, me está faltando el arte de tapa, no estoy muy acelerado. De acá al lunes va a estar en YouTube todo el disco o el segundo corte, que es un folclore en homenaje a Atahualpa Yupanqui. Pareciera que cualquier tema que toques hoy en día está fuera de la realidad, pero creo que está bueno hablar de otras cosas que no sean el coronavirus. Para Spotify lleva más tiempo.

– ¿Te planteaste transmitir en vivo desde tus redes sociales?
– Hubo tres o cuatro noches que lo hice. Lo que pasa es que también quiero hacerlo si tengo ganas, si puedo contagiar una energía que esté buena. A veces a la noche ya estás muy cansado. Y me gusta hacerlo a las once, porque hay muchos lives a las ocho y a las diez, así que está bueno hacerlo en ese bache. También capaz a las diez estoy yo viendo uno que me interesa. Yo prefiero mil veces el contacto real de gente real que se mira a la cara, se dice las cosas y se escucha. No creo que esto sea mejor, es como puede darse.

– ¿Qué pensás de esta forma de contacto?
– Pasó de todo estos días, creo que vamos a estar hablando de esto mucho tiempo. Y de esta nueva modalidad que crea un nuevo paradigma. No sé si nos van a interesar tanto algunos medios de difusión. Creo que va a ser todo más como está siendo ahora, más en el momento e instantáneo. La atención está así. Vamos a ver qué nos deja de aprendizaje, si cambian los medios de consumo y difusión y mismo de producción. En otro ámbito, mucha gente que antes lo pensaba está hablando de plantar vegetales en el patio de casa y saber quién los manipuló y de dónde vienen. Eso es muy importante en serio. Más allá del coronavirus, ¿no?

– ¿Cambiará realmente el contacto después de la cuarentena?
– Creo que cuando termine esta situación -crucemos los dedos para que sea pronto- se van a dejar de tener algunos intermediarios. O se va a transmitir directo desde la casa o la gente se va a encontrar cara a cara con los materiales con los que trabaja. La gente confunde un chat con una charla y creo que después de esto no estará más ese malentendido. Va a estar la cosa real y la cosa virtual. Y yo creo que la gente va a preferir la cosa real y lo virtual va a ser muy poderoso, porque esas herramientas se van a perfeccionar. Hoy, por ejemplo, lo peor que podría pasar es que no haya más internet. Sería hasta peor que la enfermedad si la gente entra en depresiones horribles, en pánico. Hay cuestiones como la salud mental que no están diciéndose y van a dejar huella, como el post traumático después de una guerra. Eso puede pasar, porque es una movilización muy grande para todos.

– ¿Tuviste que frenar muchos shows? ¿Qué planes tenías?
– Yo iba a estar en la Patagonia este fin de semana, tenía cinco shows cerrados. Seguramente alguna cosa va a cambiar. Yo soy un emprendedor cultural y tengo esa adrenalina a la que somos adictos los que hacemos esto. Tengo eso de conseguir cosas, de cuando algo no está construirlo. Seguro algo se reprogramará, pero voy a estar más tranquilo. Vamos, sacamos el disco, vamos a tocar si estamos cómodos y suspender un poco lo que sea perjudicial para la salud. A mí me pasó que los últimos años fueron muy hiperactivos, con demasiado viaje. Para 2020 pensaba enfocarme más en lo didáctico, en dar clases. Entonces en vez de estar todos los fines de semana tocando, hacerlo dos. Y los días del medio estar dando clases en la región a la que vaya. Quizá con cuatro o cinco giras, ya está. No sé, irme a Córdoba y Santa Fe, mientras en el camino doy clases. Iba a ser un año tranquilo. Sin imaginarme todo este quilombo, por supuesto. Empecé promocionando “La cocina de canciones”, justo pasó esto y lo mantengo dando clases virtuales.

– Ese proyecto nació en instituciones educativas, ¿qué podés contarnos?
– Surgió hace seis años dentro del plan de orquestas juveniles que existía antes en la Provincia de Buenos Aires. Se llamaba “Fábrica de canciones” y era un taller para grupos reducidos o para 80 personas. Lo hicimos en universidades como la UADE y en la calle para centros culturales. La idea es que cualquiera puede hacer una canción, el tema es encontrar qué tenés ganas de decir y cómo. Lo pueden hacer músicos profesionales y gente que no sabe nada de teoría musical. Yo soy profesor recibido de conservatorio, en la Facultad de Bellas Artes de La Plata, eso me permite dar desde un nivel muy básico hasta uno universitario. Como una canción te puede cambiar la vida, un docente que entra en sintonía con vos también. Me ha pasado de tener docentes muy malos y otros excelentes, que me hicieron la persona que soy más allá de la música también.

Para más información sobre el taller “La cocina de canciones” se puede visitar su cuenta de Instagram o enviar un mail a [email protected]