Facu Soto lanzó “De la noche a la mañana”, que aborda la vida personal y artística del recordado músico argentino. El escritor contó detalles del libro que lo ayudó a transitar el duelo. 

Durante mayo salió “De la noche a la mañana”, el libro en el que el periodista Facu Soto cuenta la historia personal y artística del recordado Palo Pandolfo, publicado por Editorial Sudestada. Con testimonios del músico y varios amigos cercanos, en estas páginas tienen lugar su infancia, las épocas de Don Cornelio y Los Visitantes, los proyectos paralelos, su costado espiritual, la etapa solista y sus últimos días en tiempos de aislamiento.

El autor habló con Circo Romano acerca de su trabajo para este material, la participación de Palo y el vínculo que cosecharon a lo largo de casi 35 años. Además, analizó su concepción del arte, su obra, la idea del éxito y contradicciones entre ser de culto y popular. También rememoró algunas anécdotas que lo pintan de cuerpo entero.  

– Si bien Palo solía aparecer en los medios de comunicación, hay en el libro muchos aspectos de su vida personal que no conocíamos. ¿Cómo fue el proceso en el que lo escribiste?

– Fue sorprendente, porque a Palo lo conozco desde los quince años y hoy tengo 50. Me acerqué por verlo en shows y seguirlo en los medios desde la época previa a internet. Cuento con mucho material en unas carpetas de archivos con notas exquisitas del suplemento No de Página/12 y un montón de revistas underground. Lo vi más de 100 veces en vivo, con distintas formaciones y momentos. Pero cuando charlábamos para el libro -durante unos años me dio una mano con entrevistas y participando de situaciones- aportaba sus recuerdos. Por ahí yo le preguntaba algo presuponiendo determinada respuesta y salía por otro lado. Eso estaba buenísimo, porque uno se arma una imagen, un estereotipo, aún conociéndolo como lo conocía yo, ¿no?

– Estuvo muy al tanto de lo que pasaba con este proyecto durante los inicios, que después continuaste luego de su muerte.

– Le propuse este proyecto, se emocionó, le gustó y me ayudó durante mucho tiempo. Después hice algo que lo volvería a hacer solamente con él y lo hice solamente por él. Colaboro hace muchos años en varios medios y una de las premisas básicas es que una vez que el entrevistado te dio una nota y uno hace artilugios para que no diga lo mismo que en otros medios, sería suicida darle la entrevista al entrevistado, porque te la recorta como quiere y quizá pide que saques lo más interesante que te dijo. Ni en pedo se hace eso, pero bueno, yo lo hice con Palo. No estaba el libro terminado, era un boceto, faltaban muchos años más de su carrera y a él en realidad no sé si le gustó o no, pero prefirió que quedara ahí en ese momento. Me marcó algunas cosas que tenía razón sobre anécdotas que no iban a ningún lado, que repetían cosas que eran medio absurdas. Después  me decía que la sacara cuando se muriera, pero nunca lo registré como algo en serio. Pasando de la noche a la mañana y con la luminosidad que tenía en estos tiempos, pensar en su muerte era increíble. La retomé para tramitar un poco el duelo, que todavía sigue pesando y doliendo. Y me hizo bien desidealizar algunas situaciones, volver a bajarlo a la realidad. Igualmente me acordé todos los días y es algo sumamente fuerte. La reescribí y de aquella primera versión quedaron muy pocas cosas; por ahí entrevistas a músicos con los que tocó y detalles que me contó sobre su infancia.

– Mencionás el título en tu respuesta y no es algo casual. Hay también palabras de Enrique Symns en el libro sobre ese paso que tuvo Palo de vivir de noche a hacerlo de día, cuando cambió sus hábitos.

– El título lo sugirió Palo y me resultó genial, porque a partir de eso me copé y esa era la idea conceptual. Hablé con Enrique Symns dos o tres veces y quizá pareciera que habla mal de Palo. Y, con su luminosidad y clarividencia, me dijo: “No, no, esto dejalo, es lo más jugoso del libro”. Y yo no entendía, porque estaba diciendo que Palo era un pelotudo y a él le parecía genial. Y revisándolo antes de publicarlo me di cuenta de que tenía razón. El testimonio, cuando pareciera que lo está bardeando, lo que muestra es que le sacó muy bien la ficha. Le estaba criticando este pasaje de la noche a la mañana, porque prefería su lado oscuro. Así que fue sumamente pertinente que esa parte esté.

­– ¿Cómo surgió y de qué manera fue ese vínculo entre un chico de secundaria y un tipo elogiado por la prensa?

– Lo conocí en Canal 13, cuando Don Cornelio estaba por tocar en Badía y compañía. Me llevé una sorpresa porque lo admiraba y para mí era una superestrella. Y tenía una cosa de horizontalidad, lo mismo que dice Charly: “Yo no soy mejor que vos, vos no sos mejor que yo”. Palo lo aplicaba. Me preguntó dónde los vi, si me gustó y terminé atrás del escenario, totalmente emocionado. Me pasaron la dirección de la sala, fui a los ensayos y siempre me trató como a un par, igual que lo hizo con cualquiera que se le acercara. Muchas veces estaba en los camarines y bajaba él a comprar una cerveza, no mandaba a nadie a llevársela. Charlaba con todos los que lo saludaban, terminaba de tocar y se sentaba en el cordón de la vereda con la gente. Aquellas veces me vio fanatizado y me invitó a la grabación de “Patria o muerte”.

Pude ver que consideraba un montón de ideas a la hora del registro, que terminaba una y ya quería ejecutar otra. Y eso me inspiró en mi escritura; cuando trabajo cuentos o novelas tengo en cuenta cosas que aprendí de Palo.

– Tu trabajo cuenta cómo fueron sus últimos días y lo difícil de su situación personal durante la pandemia. ¿Tuviste contacto con él en ese tiempo?

– Pasa que todavía no había salido “Siervo”, su álbum póstumo. Nunca separó su vida personal de su vida artística, como tampoco lo hicieron Charly y muchos artistas. Otros por ahí lo enmascaran un poco más metafóricamente, pero él iba diciendo todo lo que le pasaba. Y si lo escuchás, dice: “No tengo casa, no tengo celos, toda mi vida en una flor” (N de la R: se refiere a “Doble corazón”, canción que abre el disco). Acordate, además, del contexto que teníamos, en que no salíamos a la calle, no había shows en vivo y está la parte económica, tocaba para vivir. Ahora que está su obra completa y podemos poner todo sobre la mesa, se van armando las piezas del rompecabezas.

– Aunque Palo Pandolfo era un artista de culto, ¿coincidís si decimos que también hablamos de un músico popular?

– Coincido, totalmente. Me parece que a veces las expectativas de los demás son muy grandes. Alguna gente quiere que su artista favorito haga lo que uno proyecta en esa persona. Me acuerdo una vez, en los años noventa, en el bar Sarajevo, estábamos los dos charlando con el dueño del lugar (Eduardo Nosera) y nos decía que había tenido una visión y que nunca iba a ser mainstreem o muy popular. Creo que fue un poco así a lo largo de su vida, porque se sentía bien en el underground y podía hacer lo que quería. Cuando se presentaba en La Luna con su banda paralela Los Locales, no había lista de temas; invitaba a quien tenía ganas, era todo muy surrealista e improvisado. Si le pintaba agarrar una guitarra criolla y tocar un tango, lo hacía. Lo mismo leer un poema o invitar a bailar a Karina, quien después sería su esposa. No se sabía qué podía llegar a pasar y eso te generaba muchas ganas de ir a verlo. Hizo confluir un montón de sonidos y ritmos, cuando eso era muy criticado. Fue un artista muy transparente y muy verdadero. Después es verdad que uno piensa que “podría haber llegado a ser…”, llenar Obras. Bueno, sí, pero hay que ver si quería eso. Está esa contradicción que yo ya no la veo como algo negativo. Uno vive permanentemente en contradicciones y está bueno porque es parte de un crecimiento. Spinetta decía: “No seas fanática”. Si uno sostiene a mansalva una idea, no crece más. Está bueno dejarse llevar y descubrir que algo funcionó hasta cierto punto, pensar de otra manera. Palo en una época se describía antiperonista, por ejemplo. Después en los últimos años se definía como kirchnerista y era fanático de Cristina. Son movimientos que uno va haciendo y me parece que está bueno en eso no condenarlo ni exigirle que responda a la fantasía que uno quisiera. Fue lo que quiso ser y lo que pudo.  

– Tuvo un costado político muy activo. En los últimos años hasta hablaba de fundar un partido.

– Hubo muchas cosas que en su momento se podían pensar como un delirio o que no fue entendido en su época. Palo era un tipo que priorizaba la bondad y el bien con mayúsculas, me pedía que escribiera esa palabra con mayúsculas. Pensaba mucho y asociaba que su función para tocar o cantar era dar un mensaje energético y de bien en el mundo. Sus ideas estaban buenas y plasmadas en un partido político hubiese sido más que interesante. Yo me considero político, pero no hay ningún candidato de ningún partido que me represente. Quizá, Palo en ese rol hubiese sido sensacional, ¿no?

– Hay varios testimonios en la biografía que apuntan a que cuando Palo veía venir un momento de “éxito” se boicoteaba a sí mismo. Estas páginas también nos llevan a replantear qué es el éxito para cada persona.

– Tocó en Plaza De Mayo, fue bastante conocido en muchos lugares, pero no mantuvo esa popularidad constantemente. Fue también popular en el sentido de lo que a él le gustaba: por ahí tocar ante pocas personas, pero en una fiesta y de día, con artistas de folclore. Eso le resultaba exitoso; llegar quizá a poca gente, pero directo al corazón. Vendió más de 30 mil copias de “Maderita”, pero creo que su éxito fue hacer con su obra lo que él quería: viajar y tocar en el interior, en lugares donde llegaba y se nutría de un montón de información porque hablaba con la gente. Y así le transmitían data sobre hierbas medicinales, de árboles, de astronomía… En un punto era re nerd. No me refiero al estereotipo o a algo peyorativo, sino a alguien que quiere absorber conocimientos de todo tipo. Un día me acompañó a tomar el tren y le dije que era como la Enciclopedia “Lo sé todo” que había en mi casa cuando era chico.

– No hacía lo que se esperaba que haga. Algo de eso empezaba a notarse cuando salió “Patria o muerte”, de Don Cornelio, luego de la prolijidad y la alta rotación radial del primer disco.

– Eso fue algo cíclico en él, pero no creo que lo haya hecho de una manera caprichosa. Mirá, una vez estábamos en la Legislatura y me presentó a Miguel Grinberg. Y en un momento, estaban todos parados cantando el himno y Palo se sentó. Después se lo dije y  no se había dado cuenta. Era super patriótico, no fue una actitud punk ni nada por el estilo; iba contra la corriente y tenía eso incorporado. Yo creo que vivió el patriotismo de una manera mucho más fuerte que un montón de gente que estaba ahí haciendo acto de presencia. Tenía pasión por la patria y por la historia. Te decía que no hacía falta estar parado para sentir el himno, se salía de la norma y creo que eso era interesante.

– “De la noche a la mañana” cuenta que Palo quería hacer un disco que se siguiera escuchando diez años después. Al revisar su obra, hay muchísimo material y claramente lo logró.

– Lo logró y lo superó. Eso lo empezó a decir durante el principio de Don Cornelio. Su mayor deseo era que alguien esté “flasheando” (usaba esa palabra) con su disco y que lo pudiera escuchar después de diez años. Bueno, desde 1987 hasta acá pasaron muchos más. Creo que su último disco, “Siervo”, es una joya y tiene una sensibilidad increíble. Probablemente se siga escuchando durante muchísimas décadas. Es un aporte a la cultura que tiene un montón de capas para descubrir en las letras y en los sonidos.

Facu Soto es narrador, poeta, periodista y psicólogo con perspectiva de género. Es egresado de la Diplomatura en Géneros, Políticas y Participación, de la Universidad Nacional General Sarmiento.

Colabora en el suplemento Soy de Página/12. Coordinó talleres literarios.Ofreció numerosas charlas y conferencias sobre Teorías Queer en la Universidad Federal de Río de Janeiro, Feria del libro, Colegio de Psicólogos, entre otros lugares. Es profesor de la materia Diversidad e inclusión en la Universidad de Flores. Tiene más de 30 libros publicados, entre ellos se destacan: Juego de chicos-Crónicas de fútbol gay (2011), Taller literario (2013), Vivan los putos, Vol. 1 y 2 (2013), Fotocopia (2017), Conversaciones con Washington Cucurto (2017), Alegría (2018), Las inferiores (2018), Ioshua: la biografía (2020), Notas maricas (2020) y El beso del hombre araña (2022).