El trío grabó una gran lista de temas en el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires. Recordó imágenes de un concierto de 2007 y compartió parte de su próximo material.

En tiempos de pandemia, el streaming fue la primera herramienta que utilizó la industria artística para intentar subsistir. Luego, con las primeras aperturas de la actividad, se realizaron shows presenciales con capacidad limitada. Pero para ciertos números musicales resultó imposible presentarse ante aforos reducidos, debido a su masiva convocatoria, por lo que se las ingeniaron con el fin de reinventar aquel recurso distante y complejo de equiparar con las formas habituales. Y fueron justamente quienes, hasta aquí, obtuvieron mejores resultados en las plataformas digitales.

Este sábado le llegó el turno a La Renga, que utilizó una estructura de tres pisos en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez del sur de la Ciudad de Buenos Aires, que además funcionó como parte de la apocalíptica escenografía. Era la segunda vez que la banda de Mataderos encaraba este desafío; y la primera que lo hacía a cielo abierto, ya que en noviembre de 2020 decidió grabar en su sala de Ezeiza.

Apenas pasadas las 22, el ruido de motores dio pie a los primeros acordes de “A tu lado”. “Buenas noches, amigas y amigos. Espero que este concierto llegue a todos sus hogares con la potencia y el rock que tiene La Renga”, saludó el cantante y guitarrista Chizzo Nápoli, de pocas palabras durante todo el encuentro virtual. El bloque inicial continuó con “Tripa y corazón”, “A la carga mi rocanrol” (con la intervención del saxofonista Manu Varela), “Motoralmaisangre”, “Ruta 40” y “Montaña roja”.

Bastante temprano llegaron las sorpresas. Es que el grupo que también integran los hermanos Tete y Tanque Iglesias, en bajo y batería respectivamente, recurrió a su debut “Esquivando charcos” (de 1991) e interpretó “Moscas verdes para el charlatán”, pegada a un clásico de todos sus vivos: “Cuándo vendrán”. Pero así como hay historia grande detrás de estos músicos, también hay canciones que esperan por ver la luz. De esas estrenaron “Buena pipa” un nuevo adelanto de su próximo material de estudio. Siguieron “La furia de la bestia rock”, “Cuadrado obviado” (con sección de vientos incluída), “Canibalismo galáctico” y el pulso acelerado de “La boca del lobo”.


La segunda mitad arrancó con la única de su segundo disco, “A dónde me lleva la vida” (1993), “El rito de los corazones sangrando”. “El ojo del huracán” precedió a “Embrolos, fatos y paquetes”, canción que rara vez incluyen en las listas, pero que aparece en ocasiones especiales; por ejemplo, formó parte de sus dos River de comienzos de los 2000. Recién bajaron algunos cambios con “Masomenos blues”, pero rápido subieron intensidad al tocar “Corazón fugitivo” y “Oportunidad oportuna”. Esta parte del set concluyó con “Parece un caso perdido”, otro de los registros que habían anticipado durante el año pasado. Y la recta final tuvo algunas que, de haber contado con público, sin duda hubieran desatado los pogos más grandes de la noche; “Las cosas que hace”, “Arte infernal” y “Panic show”, que culminó con las últimas palabras de Chizzo: “Buenas noches y gracias por todo”.

La verdadera despedida fue con el tradicional cierre de sus presentaciones, pero acompañado de imágenes inéditas del recital que la banda dio en el mismo lugar en 2007 para más de cien mil espectadores. Ese 17 de noviembre La Renga organizó el show más convocante de su carrera y luego cargaría con la absurda prohibición que le impidió volver a pisar los escenarios porteños durante una década, hasta las recordadas seis presentaciones en la cancha de Huracán -complicada negociación con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta mediante-. Como si se negaran a tocar “Hablando de la libertad” ante un predio vacío, los músicos recurrieron a ese archivo. El emotivo video de aquel concierto se intercaló con el recuerdo del público llegando con sus tradicionales banderas y en colectivos desbordados de gente. La misma gente que espera con ansias que llegue la hora de repetir esa postal.

Los anticipos de La Renga
El grupo arrancó 2020 con dos nuevas canciones y la idea de publicar su décimo disco de estudio. “Para que yo pueda ver” y “Flecha en la clave” se estrenaron el primer día de ese enero, a modo de anticipo. Pero en marzo se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, que obligó a cambiar de planes. Ante el incierto panorama demoraron la edición y sumaron más temas: “En bicicleta”, “El que me lleva”, «Parece un caso perdido» y «Llegó la hora». El sábado se sumó “Buena pipa” y ya son siete los adelantos. Además, durante el streaming, La Renga compartió su letra.

Presidiario de un sueño anémico y sin ya nada te quieren dejar,
para ser el mendigo de tu alma y de tu dignidad.
A la inocencia matarán por la espalda y arriba nunca se podrá llegar,
si sobre un agujero se apoya el pie para saltar.

En ese oscuro lugar se pusieron a pensar;
cuando la lumbre le dio, ahí fue cuando encendió.

No dicen nada aunque estén hablando y de eso ya se hablará después.
Y como el cuento de la buena pipa, se repite otra vez.
Si les vuelven a pedir que te apaguen de seguro lo harán,
condenado a un coágulo de sombras que está prohibido fumar.

Grabada en los estudios de La Renga y con imágenes del streaming del último sábado, ya podés disfrutar la nueva canción, «Buena pipa»: