Enrique Symns murió ayer por la madrugada, a los 77 años. El escritor contracultural tenía muy deteriorada su salud.
Su nombre revolucionó el periodismo en los años ochenta, cuando fundó la revista Cerdos & Peces. Desde sus páginas -durante una joven democracia- describió la marginalidad como nadie lo había hecho antes, creando una nueva forma de narrar las calles de nuestro país.
Allí reflejó la noche porteña que muchos intentaban esconder y lo hizo sabiendo de qué hablaba. Enrique no aparecía con un grabador a ver qué onda ni fue un simple testigo; el era uno de los protagonistas de ese mundo.
Sus crónicas se caracterizaron por contar la realidad con una notable crudeza y algunos toques de ficción. Vivió en Países Bajos, España y Brasil. De regreso, en 1983, lanzó la Cerdos, que se imprimió hasta 1987. Luego de algunas fugaces vueltas, tuvo su edición final de 152 páginas en 2021.
En 2003 publicó su autobiografía El señor de los venenos, en la que recuerda sus vivencias en el under, la cultura rock y el mundo de las drogas. Hoy es considerada material de culto.
También escribió los libros La banda de los chacales, Invitación al abismo, Páez (biografía de Fito), La vida es un bar, La última canción (biografía del grupo chileno Los Tres), Big bad city, En busca del asesino y Senderos extraviados. En 2019 el periodista Rodolfo Palacios seleccionó textos periodísticos y literarios de Symns, que llegaron a las librerías con el nombre de Fantasmas de luz.
Fue secretario de redacción de El Porteño, prosecrtetario de Satiricón y colaborador en Eroticón, Fin de siglo y Clarín. Se desempeñó como redactor en los diarios La Voz y Sur. Firmó escritos y ensayos en Mavirock Revista.
Figura ineludible del underground, también fue monologuista y colaboró en los inicios de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Ya distanciado de ellos, trabajó junto a Bersuit Vergarabat, Los Caballeros de La Quema y Los Piojos.