Generalmente el cultivo de cannabis en exterior es encarado por la mayoría de los cultivadores en las temporadas de primavera y verano. Esto se debe a que las temperaturas y el fotoperiodo son idóneos para el desarrollo de las plantas. Estas, a lo largo de su vida, pasan por 2 etapas bien marcadas, la primera de crecimiento o vegetativa, que comienza con la germinación de la semilla y la segunda de floración, la cual, haciendo bien las cosas y tomando los recaudos necesarios, culminara cuando cosechemos. Por lo general todo el ciclo de vida de estas plantas sucede en un tiempo aproximado de unos seis meses. Esto puede variar dependiendo de las genéticas que cultivemos y los tiempos de siembra que elijamos.

¿A que llamamos fotoperiodo?

Cuando hablamos de fotoperiodo, hacemos referencia a la cantidad de horas de luz a las que están expuestas nuestras plantas. Esto es determinante para su metabolismo e impacta en ellas generando el paso de una etapa a otra, de vege, a flora o viceversa.

Con el inicio de la primavera, los días se vuelven más largos y las noches más cortas acompañadas de temperaturas agradables para el cannabis, esto promueve un buen crecimiento y desarrollo de nuestras plantas. Dicha temporada culmina luego del solsticio de verano (el día más largo \ la noche más corta del año), que sucede aproximadamente el 21 de diciembre en el hemisferio sur.

Es durante el verano, que de forma muy lenta pero progresiva, la situación comienza a invertirse, los días van teniendo menos horas de luz, las noches se van alargando (se acorta el fotoperiodo) y al suceder esto las plantas perciben que se avecinan temporadas más adversas, en cuanto a lo climático. Al descender lo suficiente las horas de luz de cada día, aquellas plantas que hayan alcanzado la madurez sexual (desde 45 – 60 días de vida aprox.) comenzaran a florar para poder lograr su objetivo biológico principal, el de reproducirse. Siguiendo esta línea, los cultivadores por lo general llegan al momento de cosecha en el transcurso del otoño, cuando la diferencia de duración del día y la noche, son mucho menores. La fecha en la que cosechemos, siempre dependerá de cuando hagamos la siembra.

La importancia del fotoperiodo en la vida de las plantas se vuelve más que evidente, cuando hacemos cultivo de interior. En este tipo de cultivo, se trata de simular las condiciones óptimas para el desarrollo de las plantas tanto en temperatura como en humedad. Para un buen crecimiento, por lo general, se expone a las plantas durante semanas a 18 hs de luz y solo 6 horas de oscuridad (Simulando días largos de finales de primavera). Cuando una planta esta lista en cuanto al crecimiento y ramificación que en ella buscamos, lo que hacemos, es inducir la etapa de floración disminuyendo el tiempo en el que las luces están encendidas, equiparándolo con las horas de oscuridad (Periodo diario de 12 hs – 12 hs).

Cultivo Invernal

Cerca del 21 de marzo, se da el Equinoccio de otoño en el hemisferio sur. Este es un momento en el año, en el que el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración. Desde entonces, cada día contara con menos horas de luz, lo que se traduce en noches cada vez más largas. Por esto, es fundamental que ubiquemos nuestras plantas en el lugar de nuestro jardín donde puedan aprovechar la mayor cantidad de luz del sol de cada día, con la calidez que estas conllevan.

Si podemos elegir la variedad genética que cultivaremos, es aconsejable optar por plantas e híbridos de predominancia Indica, ya que tienen una floración más corta y se adaptan mejor a estos climas que las Sativas, inclusive se puede ir probando variedades de 50/50 y ver cuales se adaptan mejor a nuestro plan de cultivo invernal.

Al pasar los días y adentrarnos en el invierno, el fotoperiodo se volverá cada vez más reducido y  propicio para la flora. Por esto, la etapa vegetativa será más corta y con un lento desarrollo (Las plantas tenderán a ser más pequeñas). Una vez adquirida la madurez sexual,  nuestros cultivos comenzaran una floración temprana.
Una manera de ganar crecimiento en poco tiempo, puede ser el comenzar los cultivos en interior con iluminación apropiada, y luego pasar las plantas al exterior donde prontamente comenzaran a florar. El problema es que si la diferencia de temperatura de un lugar a otro es muy grande, este cambio de ambiente será muy abrupto e impactara de manera negativa en la salud de nuestras plantas. De tal manera que una mejor opción, puede ser, realizar el cultivo desde sus inicios en el exterior, para que crezcan acostumbradas a los climas más frescos que vendrán inevitablemente.

Se puede engañar un poco a las plantas para prolongar la fase de crecimiento sí, todos los días encendemos una o varias luces cerca de ellas (así sean los focos comunes que tengamos en nuestro patio) una hora aproximadamente antes del anochecer,  manteniéndolas  encendidas por 5 horas, buscando de esta forma alargar el fotoperiodo. Lo que en primavera o verano seria contaminación lumínica, en esta temporada puede colaborar un poco en el crecimiento, retrasando el comienzo de la floración. De hacer esto, siempre deberemos tener la constancia de volver a apagar la iluminación una vez transcurrido este tiempo, para que las plantas descansen y realicen sus procesos metabólicos correspondientes.

De cultivar en macetas, es aconsejable comenzar con un tamaño relativamente grande, evitando así la necesidad de trasplantes y facilitando un rápido enraíce, y por ende, un mejor desarrollo de la planta en todo sentido. También lograremos aislar la temperatura de las raíces con respecto a la del ambiente fuera de las macetas, ya que si estas sufren mucho frío, no podrán asimilar los nutrientes correctamente. Teniendo en cuenta esto, debemos tener un especial cuidado en no excedernos con los riegos. Hay que ir haciéndolos en la medida de lo necesario, según lo que nos vaya pidiendo cada planta mientras el sistema radicular coloniza el sustrato día a día. Evitamos así excesos de humedad en el sustrato, reduciendo la posibilidad de que las raíces mueran, se pudra la materia orgánica y se formen hongos.
A su vez, las temperaturas bajas, la humedad reinante propia de la estación y la falta de luz del sol, pueden promover la aparición de hongos también en la zona aérea de las plantas (el tallo, las ramas y hojas). Es importante que no se encuentren amontonadas y que estén ventiladas lo mejor posible, especialmente luego de las lluvias.

Es ideal tratar de armar una suerte de invernadero, cubriendo a los cultivos con algún material (como por ejemplo polietileno transparente de 200 micrones) que permita el paso de la luz, y a su vez sirva de resguardo contra el rocío invernal, la escarcha, las tormentas y el granizo, volviendo más agradable y protegido el entorno. Podemos atar las plantas, darles una forma que permita el mejor traspaso de la luz hacia las ramas secundarias y se dé una floración más pareja. (Ver métodos como LST, Super Cropping, etc).

Un beneficio de los meses de frío venideros, será una menor cantidad de plagas de insectos y arácnidos  al acecho de nuestros cultivos, ya que el clima no les resultará favorable para reproducirse y si a esto le sumamos una buena prevención con insecticidas ecológicos, nos será más fácil tener plantas sanas en ese sentido, que en nuestros cultivos de primavera \ verano.

Si sembramos en abril/mayo, podremos estar cosechando en el transcurso de septiembre, primeras semanas de octubre, dependiendo del punto de corte buscado por cada cultivador. Estando por estas fechas tendremos que ser cuidadosos, ya que con la llegada de la primavera y mientras esta avanza, se irán alargando de a poco los días y reduciéndose las horas de oscuridad (al revés de lo que pasaba en el otoño). Si bien será positivo contar con más luz de día y temperaturas cálidas en el último tramo de flora, porque potenciará la formación y maduración de los cogollos, deberemos cosechar antes de que los días se vuelvan lo suficientemente largos, como para que el periodo de luz obligue a nuestras plantas a revegetar (Proceso que detiene el avance en la floración y tendrá como resultado el regreso al estado vegetativo). De suceder esto  iremos notando la aparición de nuevas hojas, seguidas de nuevas ramas y perderemos parte de la producción que no se cosecho a tiempo, probablemente la calidad de lo que logremos obtener no será reflejo del potencial que tenia.

Cuando hablamos de cultivar en invierno, hablamos de hacerlo en una época del año, que en muchos aspectos, no nos ofrece condiciones favorables para las plantas de cannabis, esta puede parecer  una tarea complicada, pero el contemplar  las cuestiones mencionadas anteriormente nos ayudara llegar a buen puerto.