Humphrey Inzillo contó todo acerca del libro que retrata la nota previa a la separación de Los Redondos. El clima del encuentro, los temas que abordaron, el recuerdo de La García y cómo un trío de periodistas independientes fue testigo de la calma que antecedió al huracán.

El 30 de octubre de 2001 la plana mayor de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota enfrentó un grabador y ya nunca más volvería a hacerlo. El bar Onduras, en Palermo Viejo, fue testigo del último encuentro en armonía del trío que conformaban el Indio Solari, Skay Beilinson y Carmen Poli Castro; cantante, guitarrista y manager, respectivamente.  

Los Redondos, que venían de presentar Momo Sampler en Montevideo (Uruguay) y Córdoba, hablaron con Humphrey Inzillo, Pablo Marchetti y Martín Correa. La charla transcurrió en la antesala del show que programaban para el 8 de diciembre en la cancha de Unión de Santa Fe. Sin embargo, y aunque nadie lo supiera antes, la reunión terminaría siendo la previa a la dolorosa separación del fenómeno popular más grande de la historia del rock nacional, que sucedería unas horas más tarde. Luego de que los músicos se retiraran del lugar, caminando abrazados por la calle Godoy Cruz, tuvo lugar la discusión en la que Solari le puso punto final al vínculo. Dicha entrevista salió repartida en dos números de Revista La García.

A veinte años de los hechos, los tres periodistas presentaron La última noche de Patricio Rey, libro basado en aquel material y publicado a través de Gourmet Musical Ediciones. En el Circo Romano de esta semana hablamos con Humphrey Inzillo, hoy editor de la revista Brando y conductor del podcast La Vida Circular, acerca del lanzamiento, los recuerdos de esa conversación y la redacción de La García.

– ¿Qué recordás de esa entrevista, que fue la última que el Indio, Poli y Skay brindaron juntos?
– Nosotros no teníamos manera de imaginar que esa iba a terminar siendo la última entrevista, que el final del grupo iba a estar tan pegado a eso. Sobre todo porque la imagen que está en la portada del libro es la última que tenemos. La nota duró tres horas con el grabador encendido, en el medio comimos y después se extendió la reunión en una charla en la que fuimos más testigos que partícipes. En ese momento el Indio casi ni se veía con Poli y Skay, entonces de algún modo se estaban poniendo al día. Cuando nos despedimos a las tres y pico de la mañana, quedamos en la vereda y los vimos a ellos irse caminando. El Indio abrazaba a los dos y es el día de hoy que me acuerdo cuando Martín Correa nos dijo: “Miren eso”. No había celulares y no llevamos cámara de fotos. Lo que teníamos era un registro mental que recordábamos perfecto los tres y Alfonso Barbieri logró captar perfectamente en la portada.




Diseño de tapa, por Alfonso Barbieri. En base al recuerdo de Inzillo, Marchetti y Correa.


– Ellos planeaban un show y se terminaron separando. Antes de imprimir la revista llamaron a la redacción, planteando que la suspensión se debía a la crisis política, económica y social que atravesaba el país.
– Exacto. Y tenía mucha lógica que en ese momento Los Redondos dieran marcha atrás con un show que iba a ser el 8 de diciembre de 2001. Para aquellos y aquellas que tengan un poco de noción de lo que era la Argentina de entonces hubiera sido impensado, irrealizable, un concierto de ellos, con lo que implicaba en cuanto a movilización y con el país a punto de estallar. Era una especie de vía de escape social para esos desangelados y desangeladas que describía el Indio.

– La nota muchas veces giró en torno a la situación de la Argentina. Fuera de esto, el mundo también vivía un momento muy particular y eso fue tema de conversación.
– La entrevista fue un mes después del atentado a las Torres Gemelas, era algo muy reciente. El Indio tenía (y sigue teniendo) un vínculo muy especial con Nueva York y hablamos mucho de eso en la nota. Él se pregunta en un momento, piensa en los vendedores de un local donde iba a comprar ropa en la zona del World Trade Center. Tiene esa cosa de que por un lado pasaron veinte años y parece que es muy distinto el panorama, pero a la vez hay una cuestión cíclica con el regreso de los talibanes a Afganistán que hace que parezca un poco más cercano.

– Fue un encuentro atípico. El Indio hasta comentaba estar muy contento con la Selección de Marcelo Bielsa.
– Mirá cómo cambió todo en unos pocos meses, ¿no? Esa imagen y esa ilusión que generaba el equipo que terminó eliminado en la primera ronda del Mundial 2002. Es lo último que hablaron Los Redondos con el grabador prendido durante una nota. Cuando lean el libro, el final va en esa tónica futbolera. Ya en la primera nota con ellos habíamos hablado de fútbol y el Indio se negaba a decir de qué cuadro era. Después, medio en joda, terminaba cantando: “Dale Bo, dale Bo”. Luego supimos que era hincha de Boca y de su admiración por Juan Román Riquelme.

– ¿Y el clima en el lugar cómo era? ¿Había mucha gente? Ellos hacía bastante que eran personajes muy populares y no solían mostrarse.
– Estábamos en un bar en el que no había demasiada gente y tenía un patiecito donde estábamos prácticamente solos. La moza era francesa y no tenía la menor idea de qué eran Los Redonditos de Ricota. La única interrupción fue cuando apareció Luzzi, personaje legendario del rock de acá y dueño del Marquee. Era muy amigo de ellos, estaba volanteando una fecha y se quedó hablando un rato. El Indio insistía con que teníamos que hacerle una nota.   

– ¿Cuándo y cómo nace la idea del libro?
– La primera vez que coincidimos los tres fue en un cumpleaños del hermano de Pablo Marchetti. Ya era pública la noticia de que la pelea fue esa noche y que esa era indefectiblemente la última entrevista. Desde ese momento y hace varios años nos rondaba por la cabeza la idea de publicarla. Había salido un libro que era la desgrabación completa del relato de Víctor Hugo Morales del partido entre Argentina e Inglaterra en 1986 y pensamos que podíamos hacerlo. Después hay otros que comparten en esencia algo con este material, como Anatomía de un instante -del español Javier Cercas-, que a su vez inspiró a Andrés Burgo para El partido, también sobre ese encuentro del Mundial. Mirá cómo vuelve a aparecer el fútbol, justamente la nota la hicimos el día del cumpleaños de Diego. El partido rojo, de Claudio Gómez -sobre la final de Independiente y Talleres, de 1978- también es un poco hermano del nuestro. Los tres reconstruyen un momento.




Afiche de promoción del concierto suspendido, realizado por el artista plástico Rocambole.


– ¿Qué contenido hay en estas páginas, además del que salió en la revista?
– Se van a encontrar con la desgrabación completa de la entrevista, esta es la primera vez que sale tal cual fue. Y después lo que hicimos fue recorrer el camino nuestro, a nivel personal, con la banda. Los tres pertenecemos a generaciones de ricoteros distintas. También incluimos el camino periodístico previo a esa nota y cómo nos fuimos poniendo en contacto y retratando todo su universo. Porque más allá de haber hecho coberturas de todos sus shows mientras estuvo La García en la calle, además hicimos notas con Rocambole, con La Favorita (la banda de Walter Sidotti), con Semilla Bucciarelli hablando de artes plásticas y siempre con muchísimo despliegue. Íbamos mucho a ver a Sergio Dawi y Damián Nisenson, con su proyecto DoSaxos2. Lo mismo con La Saga de Sayhueque (donde tocaban el hijo y el nieto de Poli). No era algo que tuviera que ver con una especulación, en verdad éramos fanáticos y nos parecía buenísimo cubrir todo eso. Fuimos acercándonos, la revista tenía un impacto muy grande entre los seguidores de la banda y fue bastante natural llegar a hablar con ellos. Las ediciones eran muy fieles a cómo eran las conversaciones y creo que Los Redondos valoraban eso. Fue muy genuino.

– En 2009 el Indio envió una carta a varios medios respondiendo a unas declaraciones de Skay. Entonces contó que la ruptura tenía que ver con la tenencia de material audiovisual de Los Redondos y que la decisión se tomó esa misma noche. ¿Qué sentiste en ese momento?
– Mirá, yo ya lo sabía desde varios años antes, por un amigo en común con Skay y Poli. Lo que no me imaginaba era que esa situación iba a trascender públicamente. Aparte al mismo tiempo emergen las verdaderas razones de la pelea. Termina siendo más entre el Indio y Poli la cuestión y Skay simplemente se abre. Eso lo cuenta él en su libro de memorias Recuerdos que mienten un poco. No deja de ser llamativo el modo en que se rompe esa unión tan emblemática y de tantos años.



Humphrey Inzillo comenzó su carrera en La García. Hoy es editor de la revista Brando y conduce el podcast La Vida Circular.


– ¿La profesión te reencontró con ellos después de 2001?
– Inmediatamente después de la separación, cerró La García, yo entré a trabajar en Rolling Stone y Skay sacó su primer disco solista, A través del mar de los sargazos. Ahí viajé a la presentación, que fue en Mar del Plata, y lo entrevisté para el anuario de 2002. Seguí en contacto por algunas cuestiones periodísticas y cuando se hicieron públicas las razones de la pelea, hablé con Poli; ahí fue cuando dijo que “no hagamos una historia de Rial con todo esto” y contó que las grabaciones estaban en la caja de seguridad de un banco. Me los seguí cruzando en eventos y en bares, porque hasta que comenzó la pandemia tuvieron una vida social bastante activa. Con el Indio no volví a tener contacto, pero me pasó algo gracioso: mandó a la revista un agradecimiento por la reseña de su álbum El perfume de la tempestad y aclaró que no era Luis Brandoni el personaje de una de las ilustraciones, porque yo escribí que era parecido. Martín Correa lo entrevistó para la Mega, antes de su show en Salta de 2011.  

– ¿Y qué significa para vos La García? ¿Cómo la ves a la distancia?
La revista tuvo una vida muy breve, estuvo nada más que un año y medio en la calle y, sin embargo, caló muy hondo. Generó una empatía grande en los lectores, entre toda la comunidad musical rockera y quienes la hacíamos. Me da la sensación de que es un poco de culto. Había un código compartido, sobre todo por las cosas que hacíamos cuando íbamos a cubrir los recitales. Había una fichita en la que medíamos, de modo muy riguroso, el nivel de pogo y el olor a faso de los conciertos. Eso era algo que tanto las bandas como los lectores celebraban. Fue mi primer trabajo y lo considero un privilegio. Éramos todos fanáticos del rock, estábamos en la edad en que uno más va a ver bandas, lo disfrutábamos muchísimo y eso se notaba. Para nosotros era estar cumpliendo sueños todo el tiempo. Hacíamos notas con Los Redondos, La Renga, Charly, Divididos, Cerati, con todos. Para mí es un refugio muy especial, le guardo un cariño y un agradecimiento que es muy emocionante. Y parte de lo que más me gusta de este libro es que, más allá de que está centrado en Los Redondos, reivindica ese lugar maravilloso en donde la pasábamos genial. No hay modo de explicarte en palabras lo que era transitar por esa redacción en ese momento. Para mí fue una escuela. Pasa el tiempo y siguen apareciendo lectores y lectoras. El eje era el rock, pero circunstancialmente aparecían otras músicas. La revista era independiente y había lugar para las bandas emergentes. Mirá cómo terminan siendo las cosas, que Leandro Donozo (el editor del libro), de este emprendimiento maravilloso que es Gourmet Musical, formaba parte de nuestro primer staff. Nos volvimos a encontrar trabajando juntos en un proyecto. Él fue la primera persona en la que pensamos para este laburo y vino a cerrar un círculo, a veinte años del final de Los Redondos y también de La García.

La última noche de Patricio Rey – Entrevista con el Indio, Skay y Poli.
Martín Correa, Humphrey Inzillo y Pablo Marchetti.
Disponible en Gourmet Musical Ediciones