En los próximos días se lanzará Alejandro Sokol, El Cazador, biografía escrita por Isaac Castro. El libro repasa la trayectoria del carismático y recordado ex líder de Las Pelotas y El Vuelto S.A., también integrante de la primera formación de Sumo -en donde se desempeñó como bajista, para luego pasar a la batería-. 
Se trata de la primera obra que abarca todo el recorrido en la música de una de las personalidades más queridas dentro del rock nacional, quien falleció el 12 de enero de 2009. El Bocha es un personaje entrañable y muy valorado por su capacidad de transmitir sobre el escenario y por su forma de encarar el arte, alejadísima del glamour y la pose de estrella. 

Ya está disponible, a precio promocional, en la librería digital de Editorial Sudestada y desde el 22 de diciembre se podrá retirar o recibirlo a domicilio. Circo Romano habló con el autor, que contó detalles de esta publicación.

– ¿Cómo fue el proceso de trabajo?
– La investigación comenzó a fines de 2017. Me tomé un año y medio para recolectar testimonios y, en paralelo, también hice un laburo importante de archivo con entrevistas de gráfica y material audiovisual inédito. Después tuve unos siete meses de escritura y el último año estuvimos ajustando, corrigiendo, incorporando algún dato que faltaba o modificando cuestiones que no estaban confirmadas.

– ¿Qué representa Sokol en tu vida? ¿Cómo fue la decisión de escribir un libro sobre él?
– Por un lado yo fui público de Las Pelotas entre 1998 y 2014, fue el grupo que más vi en vivo. Me crié en los noventa y fue una de mis bandas sonoras. Soy de Hurlingham, así que también es un exponente de pertenencia. Por otro, me dedico a la docencia y al periodismo y logré juntar esas dos pasiones: escribir y el rock. Elegí arrancar este proyecto por lo que significa Sokol para mí y porque creo que es una figura que no había sido muy explorada, hay mucho para bucear. Entonces la idea fue hacer un recorrido de su trayectoria. Comienzo desde su ingreso a Sumo hasta sus días con El Vuelto S.A.

– ¿Qué es lo que más destacan los entrevistados en sus testimonios sobre el Bocha?
– Hay testimonios de más de cincuenta personas. Lo que más destacan es la capacidad que tenía para transmitir desde su lugar de artista. Todos hablan de un magnetismo escénico que era impresionante, que no tenía nada que ver con la formación musical o el talento instrumental, pero que conmovía. Tuve la posibilidad de hablar con muchos músicos, algunos de las bandas más importantes, y resaltan eso. Tete Iglesias, de La Renga; Juan Subirá, de Bersuit; Pablo Guerra, de Caballeros de la Quema; Piti Fernández, de Los Piojos. Bandas grandes que han compartido escenario y decían que tenía algo indescriptible y poderoso que no encontraron en muchas personas. Lo comparan con Luca Prodan y con Miguel Abuelo. Quienes lo conocieron siempre destacan eso y su sencillez, su simpleza. Era cantante de una banda de rock que llenaba estadios, pero te lo podías cruzar en cualquier lado.

– ¿Pudiste hablar con su entorno más cercano?
– Tuvimos idas y vueltas, porque a su familia no le gusta mucho participar de este tipo de cosas. Igual pude conversar con todos, aunque no intervienen en la biografía. Y también con sus amigos del barrio y de la cuadra donde él vivió. Además charlé con gente del círculo íntimo de Las Pelotas, que trabajó con el Bocha durante 20 años, que por ahí no habían dado nunca una nota y, con mucha insistencia, accedieron.

El libro

“Frágil, bestial y al acecho, Alejandro Sokol fue un cazador que, en la selva de este mundo, tuvo que aprender a sobrevivir valiéndose de sí mismo, a la intemperie y en soledad, y debió ingeniárselas para mitigar el sufrimiento de andar en carne viva. Cantar así, desde el fondo de las entrañas como si respirar dependiera de ello, o bailar con los ojos cerrados poseído por un hechizo, se trató de una aventura cotidiana que supo conmover con la fuerza de un rayo”.

(Fragmento de Alejandro Sokol. El Cazador).

 

Isaac Castro se graduó en la carrera de Letras por la Universidad de Buenos Aires y se dedica al periodismo, la docencia y la gestión cultural. Escribió las obras de teatro Quiénes verán oscurecer -basada en Los desterrados, de Horacio Quiroga- (2005) y Flores para dos mujeres solas (2007). Publicó los libros de poesía Brillantina (2006), La farsa de las mariposas (2010), Las centellas (2012) y La matemática del cuerpo (2018). Participó de la Exposición de la Actual Narrativa Rioplatense con su novela breve La noche inmóvil (2014) y es autor de Música de Manos Vacías. Caballeros de la Quema. Postales del rock en la Argentina de los noventa. (2017). Textos suyos aparecieron en diferentes medios digitales, suplementos y revistas literarias.