El primer abogado de la familia del cantante repasó la causa en la que fue acusado el empresario Alfredo Pesquera. Además, opinó sobre las versiones de un crimen organizado detrás del siniestro vial en el que también perdió la vida Fernando Olmedo.

El último 24 de junio se cumplieron dos décadas del trágico accidente en el que perdieron la vida el cantante de cuarteto Rodrigo Bueno y Fernando Olmedo, hijo del reconocido comediante rosarino. Circo Romano habló con Miguel Ángel Pierri, primer abogado defensor de la familia del carismático ídolo popular. Durante la media hora que duró la entrevista recordó los hechos, las diferentes hipótesis, la causa y la absolución de Alfredo Pesquera. Además contó por qué no participó del juicio.

– A 20 años, ¿qué se te viene a la cabeza cuando pensás en la muerte de Rodrigo?

– El episodio que rodeó a la muerte de Rodrigo es un tema que vuelve en reiteradas oportunidades a mi mente. Primero por la connotación: la pérdida de alguien muy querido, de quien fui su abogado durante tres años y con una relación muy cercana. Además, porque una de mis críticas -no a su manager- era que Rodrigo no debía manejar ni antes ni después de sus shows. Esos compromisos que eran de un lugar a otro comenzaban a las doce de la noche y terminaban a las tres de la mañana, hablamos de entre seis y doce bailes. Me parecía que, por imperio del principio de seguridad, no debía manejar.

– Cuidarlo más.
Lo que no tengo ninguna duda es que si la mamá de Rodrigo, que hizo mil esfuerzos y la alejaron, hubiera estado cerca de él, seguramente hoy estaría con vida. Estaba metido en una vorágine y necesitaba de una contención familiar. Ella hubiera visto lo mismo que yo, que no había que dejarlo conducir. Rodrigo estaba sometido a ese ritmo de trabajo porque sabía lo efímero que es el éxito de un artista y habría que haber manejado su carrera de otra manera. Hay decenas de artistas que tuvieron choques y accidentes fatales.

– ¿Cómo recordás el desarrollo de la causa mientras estuviste al frente y qué análisis hacés del juicio?
– Mientras yo estuve al frente de la causa Alfredo Pesquera respondía por doble homicidio culposo. No llegué al juicio oral final porque en ese momento se planteó una discusión en un objetivo que tenía la familia que era inculpar a Patricia Pacheco (ex esposa del cantante y madre de su hijo) por una supuesta discusión en el interior del vehículo. Discusión que no tenía mucho amparo ni sustento, más allá de que se hablaba de una marca en la mano de Rodrigo. Pero lo que yo sí veía era una maniobra clarísima con Alfredo Pesquera en la Autopista Buenos Aires-La Plata, que se venía reiterando desde antes del peaje de Hudson y que termina encerrándolo y ahí da el volantazo. Rodrigo pega contra el guardarrail y como no tenía puesto el cinturón de seguridad salió despedido. Después se pisó la causa, se la intoxicó con el tema de Pacheco. Quien planteó lo de la discusión lo que estaba haciendo era exculparlo a Pesquera, ¿entendés?
El juicio fue lo que fue, creo que quienes fueron sus abogados hicieron todo el esfuerzo, pero increíblemente Pesquera salió exculpado y Rodrigo -por decirlo de alguna manera- quedó como responsable de la muerte de Fernando Olmedo y casi como responsable del accidente, una locura. Yo creo que el resultado debió ser otro.

– Hubo varias versiones: se habló de esa pelea, pero otros testimonios remarcaban el altercado con el empresario en la ruta esa madrugada.
– A lo que llegamos es a una discusión en la autovía, una pelea innecesaria que no tenía entidad. Más allá de que Rodrigo no era muy buen conductor y ya había tenido un accidente en Córdoba en el que salvó su vida después de quedar enroscado en una columna. Fue algo totalmente evitable. Él no era ni un pendenciero ni un bocón. Te podía decir ´che cuilao, ¿qué me estás diciendo?´ y se terminaba ahí. Además tenía la virtud saliente de que en la discusión siempre había una sonrisa. Era muy difícil discutir con él, por eso digo que no tiene entidad. Venía manejando relativamente bien, iba con su hijito y no iba a exponerlo así. Ramiro y la mamá salvaron su vida totalmente de milagro, uno hizo de contención del otro.

– Después la acusación terminó siendo por doble homicidio simple por dolo eventual y la fiscal del juicio pidió una condena a 13 años de prisión. ¿Cuál creés que debió ser el resultado?
– Para mí era doble homicidio culposo. Implicaba una pena, lamentablemente, de 4 a 6 años. Porque no se había logrado reunir elementos para el dolo eventual. Por eso me parece que el pedido de 13 años era demasiado. Yo hubiera apuntado al homicidio simple en el marco de accidente y subir la pena. Nos quedamos casi fuera del dolo. Le correspondía la máxima que tenía el culposo doble o plantear un homicidio simple y ahí ya hablamos de responsabilidad.

– Considerando que escapó de la escena y que no se sabía casi nada de él, incluso tenía pendiente una causa por estafas en la que no lo citaban a declarar porque se desconocía su domicilio, ¿cómo llegan a la conclusión de que Alfredo Pesquera era quien manejaba la Chevrolet Blazer blanca?
– Vos recordá que encima no teníamos cámaras como hay hoy. La verdad es que esa es una cuestión por la que yo me felicito. Esa madrugada a mí me avisaron a las 3.46, me llamó el jefe de la Policía de la Provincia de aquel entonces a mi casa. Yo estaba trabajando con unos peritos científicos, preparando la prueba para un juicio muy famoso por la voladura de Shooting Baires, el polígono de tiro de Uruguay y Corrientes. Me trasladé a la morgue de Berazategui y en el viaje me iba enterando de lo que estaba pasando. El término del escenario que veía no me cerraba. Con testimonios que logramos reconstruir, sobre todo de unos chicos de Crónica TV que venían cerca y otros muchachos del programa El Rayo que hablaban de una camioneta que venía discutiendo con Rodrigo. Recuerdo que esa madrugada después de reconocer el cuerpo y hablar con el intendente Manuel Quindimil, porque quería que fuera velado en el polideportivo de Lanús (ese día daba un show e iba a recibir la llave de la ciudad), me fui hasta la cabina de peaje que estaba camino a Buenos Aires pasando el lugar del hecho. Y ahí se hizo fuerte la versión de que una camioneta le había avisado al personal acerca de un accidente. Ahí hay que destacar la labor de un fiscal increíble, Luis Antonio Armella, que trabajó muy aceleradamente y hoy es juez federal. Con los testimonios del puesto de peaje y una pequeña foto de la cámara que había entonces teníamos el rostro difuso del conductor. Ahí comenzó la investigación, hubo una serie de medidas de prueba y el domingo al mediodía ya teníamos un indicio muy fuerte de autoría sobre Alfredo Pesquera. Entonces empecé a decir en los medios que yo sabía quién era el responsable y eso provocó cierta inestabilidad en él, que contrató a su gran abogado y amigo mío Fernando Burlando, quien el lunes entregó su camioneta. No tuvo más remedio que reconocer que conducía y que tuvo esa discusión. Quedó imputado por doble homicidio culposo. También descubrimos en el fax de la productora, en la oficina de Pepe Gozalo, no más de 30 horas después del accidente, un fax del hermano de Pesquera. No me acuerdo bien qué decía, pero nunca pudo explicar por qué se comunicó.

– Se dijeron muchas cosas, se llegó a hablar de una mafia que operaba en el ambiente de la música tropical.
– La historia después nos cuenta que muchos de los protagonistas que estuvieron en ese evento no tenían una vida muy tranquila. En 2013 el propio Alfredo Pesquera terminó suicidándose, 24 horas antes de que sea llamado a indagatoria por la fiscal María Paula Asaro en la investigación del homicidio del financista Miguel Ángel Graffigna. Hablar de mafias, ya no sé. Pero en el mundo de la noche a veces se cuelan cuestiones muy pesadas. Yo no sé si la muerte de Rodrigo está detrás o delante de un plan criminal, lo que sé es que cobraba un cachet muy alto y que después de que pasaba él no quedaba plata para los demás, por eso lo apodaban “langosta”. Venía amenazando con terminar su carrera, estaba con bronca con el sistema y sabía que había apretadas. No obstante, hay buenos empresarios y gente que es responsable.
Estábamos todos inmersos en un gran dolor, pero mi labor es la del abogado. Mi honor a la amistad tiene que ver con investigar el hecho. Si todo esto tiene que ver con una mano negra de la mafia, nos quedamos a mitad de camino y no lo pudimos probar.

– También se mencionó que la camioneta de Rodrigo tenía un orificio en el parabrisas y que era similar al de un impacto de bala.
– En su momento fui a ver la camioneta a la DDI (Dirección Distrital de Investigaciones) de Berazategui, donde estaba secuestrada. Me acompañó un perito, la vimos y encontré un orificio del costado derecho, abajo. Me daba toda la sensación que el vidrio había sido perforado de afuera hacia adentro. Y que el tipo de estría que había provocado podía asimilarse a la de un disparo. Hoy eso se puede resolver en cuestión de horas, pero en el 2000 las pericias balísticas eran otras. Sólo por unos días sostuvimos esa sospecha. Se comprobó después que fue un objeto duro que ingresó del exterior y evidentemente desde el lado derecho, se habló de un tornillo. Sea lo que sea, no entendemos qué hace ese agujero ahí.

– ¿Se puede perforar el parabrisa tan fácilmente?
– Entró con la suficiente fuerza para perforarlo. No es común romperlo con un objeto así nomás. Hace falta un proyectil con cierto peso y cierto impulso. Es fácil ver que es confundible con un disparo. Puede que haya sido un tornillo de otro vehículo que pasaba, pero la verdad es que no lo sabemos.