El próximo martes será el momento de conocer el resultado definitivo tras la remasterización de Okupas, cuando pise firme sobre el catálogo de Netflix; tal como Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin lo hicieran en la luna exactamente 52 años antes. La serie argentina de culto fue emitida por primera vez en 2000 por la pantalla de Canal 7 (La Televisión Pública). La amistad es una parte central de la trama y por ese motivo se eligió el 20 de julio para estrenarla.

Durante más de dos décadas sus seguidores sostuvieron el recuerdo de una historia bien contada; que abordaba la incertidumbre de buena parte de la juventud criada en los noventa alrededor de una sociedad con expectativas de primer mundo y una realidad de pobreza y hambre. El unitario protagonizado por Rodrigo de la Serna, Diego Alonso, Ariel Staltari y Franco Tirri retrató los años finales del menemismo y las consecuencias de esa triste década, probablemente como ninguna otra ficción.

Primero fueron los dvds de las ferias y luego YouTube quienes lograron mantener vigente al unitario. Tanto que, con el paso del tiempo, se sumaron fanáticos que incorporaron el universo okupa al mundo de las redes sociales y al fenómeno de los memes. El gran responsable de este último ítem es, sin duda, Dante Mastropierro, actor que -sin ninguna experiencia previa- encarnó al Negro Pablo, el malo más malo de los once capítulos.

En aquella época, de la Serna era el único de los cuatro actores principales que tenía algo de reconocimiento. Ricardo Riganti, su personaje, era un chico de 24 años que había abandonado la carrera de Medicina y no sabía para qué estaba. Su prima Clara Alvarado (Ana Celentano) recuperó una antigua casona en el barrio de Congreso, tras un violento desalojo a quienes la ocupaban ilegalmente. Le propuso cuidarla hasta que aparezca un comprador. Muy pronto, el protagonista invitó al Pollo (Alonso), Walter (Staltari) y al Chiqui (Tirri) a vivir con él y conoció una realidad hostil a la que estaba completamente ajeno.





A pesar de haber permanecido en el recuerdo de quienes la vieron y se la recomendaron a futuros seguidores, Okupas nunca se pudo disfrutar en buena calidad más allá de la emisión original y alguna repetición apenas arrancado el milenio. La gran mayoría la vio mediante digitalización de viejos casetes y en dudosa calidad de imagen y sonido. Hay escenas en las que, sin exagerar, se trató de adivinar qué sucedía más que de advertirlo con claridad. Sin embargo, lo que el producto perdía en definición lo ganaba en mística. Y es por eso que en la actualidad se despertó el interés de la plataforma.

El proceso implicó un largo trabajo y presentó serias dificultades. Es que la banda de sonido –importantísima en el desarrollo del argumento- incluía pesos pesados del rock nacional: Almendra, Sumo, Pescado Rabioso, Sui Generis, Vox Dei, Manal, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sandro son algunos ejemplos. Al mismo tiempo, la lista de canciones seleccionada por Jean Pierre Noher contaba con reconocidos grupos a nivel mundial, como son los casos de los Rolling Stones, The Beatles y The Who. Este detalle, no menor, hizo que los derechos de autor resultaran impagables.

El director Bruno Stagnaro vio la solución en Santiago Barrionuevo –líder de El Mató a un Policía Motorizado– y lo convocó para reemplazar con nuevas composiciones varios tracks originales. El músico realizó más de cincuenta nuevas canciones y contó con colaboraciones de Daniel Melingo y Vicentico, entre otros artistas. Sobre este punto, en un video recientemente publicado por las cuentas de Netflix, Stagnaro explicó: “Era lo más complicado. Hubo que pensar mucho para ir buscando canciones que reemplazaran a los temas de rock internacional, que eran muy complejos de sostener por diversos motivos, y que al mismo tiempo fueran con el espíritu de la serie. Fue un laburo muy minucioso que nos llevó un año y medio. Fue fundamental encontrar a la persona indicada, que fue Santiago, un tipo absolutamente talentoso en lo que hace y que es fanático de Okupas. Para mí eso era una condición sine qua non. Creo que la única manera de llevarlo a cabo era con alguien que amara a la serie como él”.
Consultado sobre estos cambios, agregó que “muchas canciones quedaron de la versión original, sobre todo los clásicos del rock argentino. Incluso hay temas de rock internacional que son relevantes para la trama y fue un trabajo enorme conseguirlos, pero lo logramos”. Asimismo, reconoció: “Me gusta un poco mantener el suspenso respecto de cuáles están y cuáles no. Hay una cosa que me divierte del redescubrimiento que van a hacer los fanáticos. Y eso es algo que se dará desde el comienzo hasta el final. Sé que hay preocupación en cuanto a la identidad de la serie, pero nosotros somos tan exigentes como ellos”.

Se trata del registro que inauguró una forma de hacer ficción, acercándose a la realidad con seriedad y respeto. A tal punto que a veinte años cuesta encontrar un producto que le haga sombra. Son muchos los que pidieron por la llegada de Okupas a las plataformas digitales. Llegó el momento que tanto esperaban sus fanáticos, esos que no tienen nada para cuestionarle. Será también tiempo de que el nuevo público determine cómo le sentará la masividad. Sea como sea, ya pertenece al selecto grupo de clásicos argentinos.